Seguros Hjalmar: Seguro para centros educativos y profesores

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la escuela es un activo, es decir, un edificio, con su continente y su contenido. En consecuencia, que la dirección del centro decida correr por sí sola con los daños que se puedan producir no es buena idea. Para asumir este riesgo existe el seguro multirriesgo de las escuelas, guarderías y centros de formación.

Este tipo de seguros no se diferencian mucho de otros seguros multirriesgo. Protegen, como elemento primario, los daños en el edificio y, muy particularmente, ese tridente de daños que es el más común en todo edificio: los daños por agua, la rotura de cristales, y los daños eléctricos. Y, por supuesto, los daños causados por eventos meteorológicos, puesto que la lluvia, la nieve y el viento no pasan de largo porque sea una escuela.

La casuística de cada escuela puede llevar a protecciones específicas. Por ejemplo: dependiendo de si en la escuela se prestan servicios de cocina o no, puede ser necesario proteger los elementos refrigerados, que pueden sufrir daños o un deterioro inesperado por causas diversas, como un fallo eléctrico. Asimismo, si la escuela es un negocio privado es posible que, como tal, se quieran proteger sus ingresos si se encuentra en la situación en la que no puede prestar sus servicios de educación y, consecuentemente, tampoco puede cobrar lo esperado, lo cual podrían hacer a través de productos específicos de pérdida de beneficios o de ingresos.

Este tipo de seguros específicos pueden estar contratados por la Administración autonómica, en el caso de centros públicos, o incluido en la matrícula, en el caso de centros privados. Es decir, al margen de quien asuma el coste, lo más habitual es que se trate de un seguro general para el conjunto de equipos y no de un seguro que deba contratar de forma individual cada familia.

Contenido

Portátiles y tabletas, los nuevos protagonistas en los centros escolares

En el campo de la protección del contenido, hay muchos elementos que pueden verse protegidos dependiendo del contrato. El dinero que se guarde en la escuela puede ser robado, como pueden ser sustraídos las tabletas digitales y hasta los propios libros de texto, sobre todo cuando se acaban de recibir y están almacenados. Así, cada vez ganan más peso las coberturas ligadas a daños producidos en activos informáticos fijos, como los proyectores o pizarras digitales, o bien los ordenadores personales que utilizan docentes y alumnos.

En este sentido, muchas aseguradoras han ampliado sus coberturas o incluso creados seguros específicos para proteger las pantallas que cada vez más están substituyendo al tradicional libro de texto. Además del robo, el seguro puede llegar a proteger las caídas o impactos, la rotura de la pantalla, daños por agua o subidas de tensión, etc.

A partir de ahí, un seguro de escuela puede incluir también coberturas por avería de maquinaria y equipos electrónicos, pues un colegio puede albergar máquinas complejas y caras cuya reparación es un auténtico dolor de cabeza.

La responsabilidad civil y la importancia de sus múltiples coberturas

Es necesario destacar la importancia de la cobertura contra riesgos derivados de la responsabilidad civil, al estar siempre expuestos a reclamaciones económicas de terceros que hayan sufrido algún daño. Mediante esta cobertura, se puede dar protección a un gran número de situaciones, para hacer frente a la indemnización económica derivada de cualquier daño causado a terceros en el centro o bajo la supervisión de su personal, como actividades escolares y extraescolares, acoso entre alumnos (bullying), accidentes producidos por instalaciones en mal estado…

Seguro escolar obligatorio

Este tipo de seguro cubre los accidentes sufridos por los alumnos durante las tareas docentes propias del centro, las excursiones y las actividades extraescolares. No podemos generalizar, pues cada póliza es distinta, pero normalmente, este tipo de seguros puede cubrir: gastos de desplazamiento para recibir asistencia médica, rotura de gafas, prótesis dentales, aparatos acústicos, operaciones de cirugía estética y ayudas económicas (en caso de infortunio familiar, muerte accidental o invalidez permanente).



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