Los campamentos de verano deben tener un seguro de responsabilidad civil, una póliza en la que el organizador se cubre ante posibles daños a terceros producidos por su actividad. Además, hay un seguro de accidentes para proteger los daños que puedan sufrir los niños o los monitores entre tanto correteo. Estas dos coberturas son las más importantes para quienes van al campamento y sus organizadores.
Si el niño se pone malo, también debéis saber los padres que hay campamentos que incluso cubren la asistencia sanitaria. Si, además, os preocupa que el chaval pueda comer algo en mal estado, os interesará conocer que los organizadores a veces tienen un contrato de responsabilidad civil con el proveedor de bebidas y alimentos, para hacer frente a este tipo de intoxicaciones.
Aunque los niños estén unos días fuera de casa, no hay de qué preocuparse. En el campamento, además de divertirse, los chicos estarán protegidos. Y vosotros, los padres, estaréis tranquilos.